No es novedad que el fútbol, o soccer, no está en el podio de los deportes preferidos por los estadounidenses, que históricamente han volcado su pasión deportiva en el fútbol americano, el baloncesto, el béisbol y el hockey sobre hielo.
No obstante, el fútbol del país norteamericano ha experimentado un notable crecimiento en las últimas décadas, desde la creación de la Major League Soccer (MLS), y está a punto de dar un salto cualitativo trascendente con la llegada del argentino Lionel Messi a Inter de Miami CF.
Pero antes de la MLS, hubo una historia. Se mantiene en discusión el origen del fútbol en Estados Unidos. Se sabe que fue introducido por los ingleses en la última mitad del siglo XIX, pero mientras algunos sostienen que los primeros partidos se jugaron en la Isla Ellis, próxima a Nueva York, otros aseguran que la práctica del deporte comenzó en Nueva Orleans.
Sí es una certeza que en Boston, en 1862, se fundó el primer club de este deporte, Oneida Football Club, bastante antes de la aparición en 1884 de la American Football Association (AFA), la primera entidad que propuso una cierta organización de reglas y competencia.
El siglo XX se caracterizó por el conflicto entre entidades. En 1911 nació la American Amateur Football Association (AAFA), que le disputó a la AFA el liderazgo del fútbol en ese país. Fue esta última institución la que terminó por imponerse y el proceso derivó en la creación de la Asociación de Fútbol de Estados Unidos (United State Football Association), admitida más tarde como miembro de la FIFA.
Las disputas no cesaron, a punto tal que en 1933 los torneos de Estados Unidos dejaron de existir por diferencias con la FIFA, sumadas a las consecuencias que dejó la Gran Depresión. Solo tres años habían pasado desde el tercer puesto cosechado por su selección en el Mundial de Uruguay, detrás del anfitrión y de Argentina.
Entre 1933 y 1983, el fútbol estadounidense disputó, sin demasiado interés, la American Soccer League. En 1967, después de la buena recepción que había tenido el Mundial de Inglaterra, aparecieron dos nuevas ligas: la United Soccer Association y la National Professional Soccer League. Solo la primera fue reconocida por la FIFA.
A finales de 1967, las dos ligas se fusionaron y crearon la North American Soccer League (NASL), que comenzó con problemas financieros, pero paulatinamente se fue asentando con la consolidación de algunos equipos y alcanzó su mayor auge con la contratación de grandes figuras del fútbol mundial, la mayoría de ellas en el ocaso de su carrera.
«O Rei» Pelé fue la gran estrella de New York Cosmos y del fútbol de Estados Unidos entre 1975 y 1977.
Los brasileños Pelé y Carlos Alberto, los neerlandeses Johan Cruyff y Johan Neeskens, el alemán Franz Beckenbauer, el italiano Giorgio Chinaglia y el paraguayo Julio César Romero («Romerito») fueron algunos de los cracks que nutrieron los torneos y aportaron su calidad al fútbol estadounidense.
La NASL llegó a contar hasta con 24 equipos de Estados Unidos y Canadá, buen promedio de asistencia en los estadios y aceptable éxito en la transmisión de partidos por la televisión. Entre 1968 y 1984, lapso en que se mantuvo vigente, New York Cosmos (de Pelé) fue el máximo ganador, con cinco títulos, seguido por Chicago Sting (dos). También se adjudicaron un torneo Atlanta Chiefs, Tampa Bay Rowdies, Toronto Blizzard, Dallas Tornado, Kansas City Spurs, Rochester Lancers, Philadelphia Atoms, Los Angeles Aztecs, Vancouver Whitecaps y Tulsa Roughnecks.
Tras 17 temporadas, la NASL se disolvió por problemas económicos. De allí en más, otras ligas convivieron en el fútbol de Estados Unidos, sin demasiada trascendencia, hasta que en diciembre de 1993 se fundó la actual MLS, en cumplimiento de una promesa hecha a la FIFA de organizar un torneo de primer nivel, a cambio de la sede del Mundial de 1994.
En 1996 se jugó la primera temporada de la MLS, que creció hasta la actualidad con solidez, estadios llenos y buenas figuras del concierto internacional. Se viene ahora la «Messi manía».