Apenas cumplidos sus 36 años, el argentino Lionel Messi, nuevo jugador de Inter Miami CF, se apresta a tomar el testigo que dejó en el fútbol de Estados Unidos el sueco Zlatan Ibrahimovic, el último extranjero que deslumbró, por su calidad y por su excéntrica personalidad dentro y fuera de la cancha, en la Major League Soccer (MLS).
El cielo de Los Ángeles albergó el fulgor estelar que el delantero llevó consigo cuando se unió a la Liga estadounidense en 2018. Con su carisma inigualable y su enorme habilidad futbolística, el internacional sueco, que acaba de retirarse de la actividad profesional, a los 41 años, conquistó el corazón de los aficionados y dejó un legado imborrable.
El anuncio de la llegada de Ibrahimovic a Los Angeles Galaxy resonó en los corazones de los hinchas, quienes imaginaron un renacimiento del fútbol en su máxima expresión. El jugador, reconocido por sus comentarios provocativos y su confianza ilimitada, parecía destinado a dejar una huella duradera.
Y así fue, pese a no haber ganado títulos. Desde el momento en que pisó el campo, el futbolista que brilló en el español Barcelona, en los italianos Juventus, Milan e Inter, y en el inglés Manchester United, entre otros, hizo sentir su presencia magnética. Los aficionados se deleitaron con su juego elegante y su capacidad para marcar goles imposibles, y cada partido se convirtió en una obra de arte en movimiento, en la que el sueco desafiaba las leyes de la gravedad y dejaba perplejos a sus oponentes.
La MLS fue durante mucho tiempo un destino para jugadores en el ocaso de sus carreras, pero Ibrahimovic demostró que, incluso al borde del final, podía competir al más alto nivel. Sus 53 goles en 58 partidos definieron su ciclo en la Liga, aunque se haya quedado con la deuda de no llevar a su equipo a la obtención de una estrella.
La herencia de Ibrahimovic en la MLS trascendió sus goles y actuaciones individuales. El nacido en Malmö fue un faro de inspiración para sus compañeros de equipo y una figura reverenciada en todo el fútbol estadounidense. Los jóvenes jugadores miraron con asombro y aprendieron de su mentalidad ganadora, su dedicación incansable y su liderazgo en el campo.
Además de su impacto en el terreno de juego, el delantero se convirtió en un ícono de la cultura popular en Estados Unidos. Sus declaraciones audaces y su personalidad singular lo llevaron a aparecer en programas de televisión, revistas y comerciales. El sueco abrazó la esencia de Hollywood, convirtiéndose en una celebridad en el verdadero sentido de la palabra.
Su legado en la MLS también se manifestó en su espíritu filantrópico. A lo largo de su carrera, el futbolista ha participado en numerosas causas benéficas, utilizando su influencia para generar un impacto positivo en la sociedad. Desde la lucha contra el hambre hasta la promoción de la igualdad y la inclusión, el delantero sueco demostró que el fútbol puede ser un vehículo para el cambio social.
Para el recuerdo quedarán sus palabras al anunciar su llegada y su despedida de la MLS. En marzo de 2018 anunció su desembarco en Estados Unidos con un anuncio de página completa en el Los Angeles Times que simplemente decía: «Querido Los Ángeles, de nada». Y en noviembre de 2019, después de que su equipo fuese eliminado en las semifinales de la Conferencia Oeste del torneo ante su máximo rival, Los Angeles FC, anunció su regreso a Europa con un mensaje contundente en su cuenta de Twitter: «Ustedes querían a Zlatan, yo les di a Zlatan. De nada. La historia continúa. Ahora vuelvan a ver béisbol».
Ya en Italia, donde jugó hasta su retiro, dejó una sentencia acorde con su estilo: «Estoy muy feliz. Estoy muy agradecido con la MLS porque me dio la oportunidad de sentirme vivo. Pero el problema era que todavía estaba demasiado vivo. Así que era demasiado bueno para toda la competencia. Eso es lo que mostré. Soy el mejor que ha jugado en Estados Unidos y eso no es por tener ego o tratar de presumir ahora. Eso es cierto», manifestó.